LOS 10 AUTOS DE LEONEL PERNÍA

Es el auto con el que aprendí a manejar. Recuerdo que tenía unos 10 años y mi vieja me lo dio para que dé una vuelta. Yo vivía en una casa fuera de la ciudad, por eso tuve la posibilidad de tener mis primeras experiencias desde chico.

Es el primer auto que tuve, regalo de mi viejo. Con el 147 metí infinidad de viajes entre Tandil y Buenos Aires durante mis primeras épocas de jugador de fútbol. Cuando estaba en las inferiores de Independiente de Avellaneda lo hacíamos casi todos los fines de semana.

Este fue mi primer auto (o camioneta en realidad); terrible caño. Era blanca perlada, muy linda. Me la compré cuando fui a jugar al fútbol a Estados Unidos. Antes de cobrar mi primer sueldo le pedí plata prestada a mi hermano y me compré la Montero. Antes anduve en autos prestados o regalados por mi viejo.

Es el auto que uso en mi día a día. Además, es el auto con el que viajo a todas las carreras. El año pasado tenía el GT, ahora tenemos el 2.0 atmosférico.

Si tuviera que pensar qué auto me gustaría tener, y que de alguna manera fuera una opción “realista”, creo que iría por un Audi RS4 (o un RS5). Me gusta la facha que tiene, la estética, y fundamentalmente el auto en sí: se lo ve rápido y deportivo, sin perder el estilo.

Y si no tuviera límites y pudiera elegir el auto de mis sueños, sin dudas sería una Ferrari Testarossa. No soy un fan de los autos clásicos, pero este en particular sería uno espectacular para poder manejar. Pienso que es un modelo típico de la marca italiana, todo un emblema.

El auto con el que soñaba de chiquito y que algunas veces veía acá en Argentina es el Porsche 911 Turbo de los ochenta, ese que venía con ese alerón grandote. Por suerte tuve la posibilidad de manejarlo y la verdad no me defraudó para nada, es un caño increíble, un fierro que está a la altura de su fama.

Si me tendría que imaginar qué auto sería tan hermoso para mí como para “exhibirlo” como obra de arte en mi casa, sería un sin dudas un Lamborghini Diablo.

Y creo que el que pondría al lado del Diablo sería un Mercedes AMG Project One como el que le dieron a Lewis Hamilton cuando ganó su último campeonato. Es impresionante... ¡y lo que debe andar! Sin dudas, los autos superdeportivos son los que más me gustan de todos.

Es un auto al que le tengo muchísimo cariño y lindos recuerdos, porque era el que mi vieja me daba –a veces– para ir a la escuela o hacer algún mandado. Todavía era chico en esa época, pero me acuerdo bien que era el de los dos foquitos redonditos adelante, color blanco. Si tuviera que elegir qué auto me gustaría tener hoy restaurado en mi garage, sería ese Renault 12.

Deportivamente, es el auto con el que gané mi primera carrera, y es por eso que tiene un lugar muy especial para mí dentro de todos los autos que tuve la suerte de poder manejar en competencia.

Es otro auto al que le tengo muchísimo cariño, también dentro de mi carrera deportiva, porque me permitió ganar una competencia muy especial en el Estadio Único de La Plata. De alguna manera, sentí que en ese lugar se combinó mi pasado por el fútbol y mi pasión por los autos de carrera, ya que tuve la rara posibilidad de ganar una carrera adentro de un estadio de fútbol.