#RevoluciónSenior

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El debate sobre el futuro cercano y el diseño de automóviles tienen una zona opaca, de debilidad y peligrosa en común. En ambas avenidas hay “puntos ciegos” que suelen llevar a tomar decisiones erróneas. En los autos, el “punto ciego” está definido por las zonas que rodean al vehículo y que no son accesibles –para la vista– por los distintos espejos retrovisores.

En materia de proyecciones de futuro también existen “puntos ciegos”, zonas relativamente cercanas (en el tiempo) pero que permanecen invisibles porque nuestra atención está encandilada con discusiones sobre escenarios más rimbombantes.

Ejemplos de este fenómeno pueden encontrarse en prácticamente cualquier debate sobre el futuro. Mientras que el provenir del trasporte se lleva titulares masivamente en lo que tiene que ver con vehículos sin conductor humano (su factibilidad técnica, legislación, las polémicas éticas que acarrea, los modelos de negocios, etc), opciones menos rutilantes como la micro-movilidad (el trasporte de “última milla” vía bicicletas eléctricas, scooters y otros dispositivos) crece hoy a tasas que superan a las de Uber o al propio iPhone, con mucha menos atención mediática y de debate público.

Pasa algo similar con los cambios demográficos en los que estamos inmersos. El economista José María Fanelli, investigador del CEDES y experto en demografía, suele decir que esta rama a veces es tan aburrida como “ver crecer el pasto”: como las modificaciones son lentas, rara vez son tomadas en cuenta por planificadores. Para los políticos, cualquier programa que tome esta variable implica mirar escenarios a 10 o 20 años, cuando ya no estén en el poder, por lo que los incentivos están desalineados.

El físico siberiano Andrei Vazhnov, con quien escribimos el libro Modo Esponja, cuenta una historia muy ilustrativa de este punto ciego. Durante los las décadas de 1950 y 1960, con el “baby boom” –el auge de natalidad– de la posguerra, las grandes universidades de Estados Unidos tomaron ese crecimiento poblacional como constante, y por lo tanto en la década siguiente, cuando mermaro n los nacimientos, se encontraron con grandes edificios vacíos. Si las supuestas mentes más brillantes del mundo (los planificadores de Harvard, Princeton, Yale, etc) cometieron demejante error de pronósticos, ¿qué puede esperarse para el resto de los mortales?

Lo cierto es que el mundo está envejeciendo. En 2020 habrá a nivel global más de 1.000 millones de personas con más de 60 años, y en 2050 esa cifra se duplicará, a 2.000 millones de adultas y adultos. Para ese año, unos 60 países del planeta tendrán una estructura demográfica “japonizada”, con un tercio de la población con más de 60 años. Entre ellos, los Estados Unidos, China, la Argentina y todo el mundo desarrollado. En 2030 España superará a Japón como país más envejecido del mundo.

En los EE.UU. los mayores de 60 ya son el segmento que más crece en la población, por encima de los millenials y los Generación X. Los baby boomers son el conjunto poblacional más rico de la historia de la humanidad, con una capacidad anual de compra que ronda los 15 billones (millones de millones) de dólares.

Para Tyler Cowen, el economista que edita el blog Marginal Revolution, la adaptación de personas de más de 50 años al mercado laboral es un desafío más relevante que la automatización del empleo. Ben Bernanke, el ex titular de la Fed, dice que la ola de cambio demográfico es la más elevada que deberá enfrentar la economía global en las próximas décadas.

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Una proyección de la evolucion de la demografía global, comparando el porcentaje de menores de 5 años con el de mayores de 65 en el total de la población mundial .

En paralelo, los avances científicos y tecnológicos hacen que poco a poco se cumpla el objetivo de poder vivir más décadas en plenitud física y mental. Las noticias de avances increíbles se multiplican casi a diario. En abril de este año, un equipo de investigadores españoles logró remitir en ratones un cáncer de páncreas, el más elusivo y difícil de los tumores existentes. En Estados Unidos también en abril se lanzaron a nivel comercial distintos medicamentos y terapias que atacan las células senescentes (las que producen por acumulación el proceso de envejecimiento).

Por otra parte, en el paradigma actual la edad adulta y la vejez siempre predominaron valores muy negativos, con lo cual era muy común que una persona de 60 quisiera parecerse a una de 40 y que una de 50 quiera parecer una de 30. Por eso las típicas frases publicitarias de antaño eran “los 60 son los nuevos 40”o “los 50 son los nuevos 30”. Una reconsideración de este paradigma incluye repensar los valores asociados a la edad adulta y en ese contexto, los 60 serán unos 60 muy distintos a cualquier momento anterior en la historia de la humanidad. Sin dudas, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, ahora son unos 60 mejores a nivel cognitivo y físico, pero también respetando y reconociendo la edad que se tiene. Por eso no debe sorprender un giro hacia el consumo de autos más confortables a esa edad. Y no un exceso de señalamiento de una edad menor, como ocurriría por ejemplo con una coupé.

Mientras vemos como crece esta ola, las empresas siguen, por presión de costos, tomando cuadros cada vez más juniors. En algunos sectores, como la publicidad o el mundo de los emprendedores, la segmentación etaria es más preocupante: son creativos de 25 los encargados de vender autos para una capacidad de compra que sólo tienen (mayoritariamente) personas de 50 o 60 años. El publicista Fernando Vega Olmos habla del advenimiento de los “perennials”: una población objetivo para las marcas cuya edad será un concepto cada vez más “líquido”, como el género, que dependerá de percepciones más que de una rigidez calendaria.

Así como en los últimos años la sociedad asistió a varios cambios culturales exponenciales, como el de la agenda de inclusión de género, otras batallas inclusivas se preparan para desplegarse. La #revoluciónsenior se anota en la pole position para romper con prejuicios, derribar mitos y visibilizar problemáticas que llevan siglos instaladas en la sociedad occidental.

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