Diferente, simpático, cool, “lindo”… cualquier adjetivo que se use para describir el diseño del 500X indefectiblemente será elogioso. Pasa como con su hermano menor, el 500: es muy difícil que a alguien no le guste. Y tiene el gran mérito de despegarse de la onda “agresiva” que vienen teniendo la mayoría de los SUV por estos tiempos, y aun así transmitir una apariencia robusta, indispensable para la categoría. ¡Buon design italiano!