¿Qué es? La nueva versión de la rural mediano-grande de Volvo, cuya versión anterior databa de 2011.

Target: Mantener el aura de “mejor rural del mundo”, sumando toda la tecnología de su hermana mayor, la V90 de 2017.

¿Qué hay de nuevo? La gama de motores es muy variada, e incluye opciones diésel y nafteras. Todas tienen turbo, mientras que la T6 –naftera– agrega un compresor volumétrico que permite extraer 310 CV del pequeño 2,0 l. En muy poco tiempo se sumarán opciones híbridas capaces de elevar la potencia hasta 392 CV y de recorrer hasta 45 km en modo eléctrico. La tracción puede ser delantera o integral. Hay opcionales en la suspensión que incluyen un setup más firme y un sistema de firmeza variable. Los sistemas de ayuda a la conducción siguen siendo top of class a nivel mundial e incluso mejora algunas funciones del sistema de mantenimiento de carril automático. En el interior replica lo que la marca viene haciendo en el resto de la gama, así que no hay novedades por ese lado.

Primera impresión: Una belleza por donde se la mire. Volvo sigue demostrando que es una de las 3 o 4 marcas que tienen claro lo que hacen a nivel diseño. Y por si esto fuera poco, está en la vanguardia tecnológica de seguridad y manejo autónomo, además de proponer formas nuevas de comercialización “por suscripción”.

¿Llegará a la Argentina? Seguramente.