¿Qué es? La quinta generación del clásico SUV mediano (segmento C) de Toyota, que ya tiene más de 22 años de trayectoria.

Target: Mantener su liderazgo mundial ante propuestas cada vez más competentes provenientes de Corea, e incluso de China.

¿Qué hay de nuevo? Para empezar, está construida sobre la nueva plataforma modular de Toyota denominada TNGA. Tiene un sistema híbrido (no enchufable) de 218 CV, primero con tracción delantera y más adelante llegará la versión 4×4 (el eje trasero será movido por un motor eléctrico). El motor naftero es un 2,5 l aspirado en la variante híbrida, mientras que la opción convencional cuenta con un 2,0 l aspirado, diferente al que traía antes. Las dimensiones exteriores se mantuvieron prácticamente sin cambios, pero la habitabilidad interior y el baúl (ahora 580 dm3, 78 más que antes) mejoraron. Tiene un paquete completo de asistencias a la conducción, incluyendo sistema de precolisión con detección de ciclistas y peatones, asistente de mantenimiento de carril y reconocimiento de señales de tránsito. La tecnología interior es de punta, incluyendo recarga de celulares por inducción y un espejo retrovisor que puede funcionar como pantalla que proyecta la imagen de una cámara trasera.

Primera impresión: Un cambio bastante radical, que apuesta por líneas mucho más “varoniles” que sus antecesores. El resultado es bueno, pero es imposible no notar referencias de varios otros modelos, especialmente los pasarruedas cuadrados, que son típicos de Jeep. Por dentro Toyota ya no da ventajas a nivel confort y tecnología/conectividad.

¿Llegará a la Argentina? Sí.