La calidad y el confort están a la altura de las expectativas, que eran altas para lo que se esperaba de “la marca premium de Toyota”. Materiales, ensamblado y terminaciones en el interior son excelentes, casi al nivel de los referentes de su segmento. El diseño interior también es un poco controversial, tal vez demasiado recargado en la zona del tablero central (plagado de botones y controles sin tanta homogeneidad entre sí), que contrasta con la tendencia al minimalismo que se está viendo últimamente entre los vehículos premium. El equipamiento de confort es formidable, incluso más completo que muchos de sus rivales; se destacan los asientos delanteros ventilados, cuatro butacas calefaccionadas y plazas traseras regulables en inclinación eléctricamente.