¿Qué es? Un nuevo exponente de la estrategia de vehículos eléctricos de Mercedes –denominada EQ–, esta vez en formato de hatchback compacto. Tiene 2 motores eléctricos que totalizan 270 CV para un alcance de 400 km.

¿Qué hay de nuevo? Mayormente, la adaptación de lo ya visto en el primer modelo de la serie (el EQ C un SUV de 2016) al formato compacto. Mantiene el diseño de líneas muy simples, claras y fluidas, con gran predominancia lumínica a la hora de generar rasgos identitarios. Efectivamente, las luces LED que recorren la carrocería, son los elementos estilísticos mas distintivos, con mucho énfasis en la “parrilla virtual”, literalmente dibujada sobre la trompa, con un gran protagonismo de la estrella de 3 puntas. Un detalle interesante es que las gráficas y colores van cambiando según el modo de manejo que se elija; por ejemplo, en manejo deportivo se forman “barras” verticales rojas, mientras que en modo “eco” hay predominancia de motivos azules. Mercedes no mostró el interior del auto.

¿Qué tal está? Estaría muy bien para cualquier marca… pero de Mercedes-Benz siempre se espera un poco más. Ese es justamente el problema del auto: que, salvo por las estrella “dibujada” en la frente, podría ser de cualquier otra marca (de las que más o menos vienen haciendo las cosas bien, claro, varias chinas incluidas). Por lo demás, hay varias cosas interesantes, como las ya mencionadas superficies limpias y muy controladas; el recurso de la tira de luz azul que pega “latigazos” en la trompa, lateral y la cola; y el detalle de la superficie vidriada, que “se mete” en el guardabarro delantero. Lo dicho: hay que ver si ese tipo de elementos alcanzan para generar una “identidad Mercedes-Benz”, con toda la responsabilidad que eso implica.

¿Pasará a producción?  Según se comenta, es un anticipo bastante fidedigno de lo que será el modelo eléctrico de Mercedes, equiparable a la actual Clase A.