Japón

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El equilibrio dentro de un juego de opuestos es la principal carta de Japón. Disciplina, garra y trabajo colectivo, con una gran cuota de creatividad.

EQUILIBRIO ORIENTAL. Confeccionar este equipo me trajo una contradicción táctica/ideológica. Porque la isla asiática es uno de los países donde la tecnología evoluciona casi incansablemente, modernidad pura. Pero no coincide con el perfil conservador de la cultura nipona. Y ahí, creo, se enquista lo maravilloso de este seleccionado, basado en un sistema de juego 4-4-2 organizado, meticuloso, pero con los jugadores más modernos que puede producir la inagotable cantera local. Que, dicho sea de paso, genera un centenar de jugadores que salen año tras año de sus lugares de formación para desempeñarse en diferentes ligas del mundo.

Vamos al equipo. El 1 es el Suzuki Escudo. Con ese nombre ya evidencia una vocación de protección, y no es ni más ni menos que nuestra conocida Vitara.

En la última línea se destacan los centrales. El Infiniti QX70 y el Lexus LX son dos SUV potentes de múltiples funciones. Pueden salir jugando, despejar cuando haga falta y ambos tienen buena presencia para el juego aéreo en los dos extremos del terreno. En los laterales hay dos defensores muy diferentes. Y cuando digo” muy”, es en todo el significado de la palabra. Por la banda izquierda se ubica el Honda NX. Un jugador veloz y habilidoso que se proyecta permanentemente al ataque. Una especie de Roberto Carlos que no tiene tanta vocación para la marca, pero si el partido lo necesita, puede terminar jugando de 11. Para balancear este déficit defensivo, como 4 aparece el Daihatsu Tanto. Este player es el más popular de Japón. Resistido por analistas y especialistas, supo ganarse la aceptación del público, gracias a su ADN laburante, a su incansable esfuerzo y a su perfil bajo.

El volante tapón es el Mitsubishi Pajero. Un todoterreno algo rústico pero bien mordedor. Sin lujos, recupera y entrega; ése es su trabajo. Se tira al piso, se embarra… 100% lucha. Nada que ver con su nombre. El creador de juego es el consagrado Toyota Corolla. Fiel a la mística de su apellido con más de 50 años de experiencia, él es el encargado de generar oportunidades. Su éxito en diferentes ligas lo avalan como un jugador indiscutido y como referente del plantel. En la banda derecha, y para hacer los relevos cuando arremete el NSX, se para el Nissan Juke. Un jugador innovador y carismático que da una mano en la defensa y acompaña en el ataque. Por el otro lado, y para balancear la poca proyección del Tanto, está la estrella del equipo, el 7 bravo: el Nissan “Godzilla” GTR; pura brutalidad y potencia para llegar hasta el fondo y tirar centros o cortar hacia el área arrastrando marcas.

Y adelante, un equilibrado juego de contrapesos. Como 9 neto y referente en el área, un peso pesado: el Toyota Land Crusier. Y moviéndose libre por todo frente de ataque, uno de los jugadores más habilidosos y carismáticos del mundo, el Mazda MX5 “Miata”, que a pura gambeta va a volver locos a los rivales.

El equilibrio dentro de un juego de opuestos es la principal carta de Japón. Disciplina, garra y funcionamiento colectivo, con una gran cuota de creatividad. / ME

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