Italia

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Por la gran producción de deportivos ý bólidos, Italia saldrá a la cancha a buscar el partido desde el primer minuto.

LOS GALÁCTICOS. Por la gran producción de deportivos ý bólidos,  con Italia saldremos a la cancha a buscar el partido desde el primer minuto. Huelga decir que la formación será un 3-4-3 con una vocación completamente ofensiva.

La Nazionale salta al campo de juego con el Maserati Levante al arco. Al igual que Gigi Buffon, lleva años en el mercado, destila lujo y facha y, encima, es eficaz. Garantía de seguridad y presencia bajo los tres palos.

La zaga promete comerte los tobillos. El Fiat 500X es el más terrenal de la terna y el que se encarga de ordenar todo con criterio, prioriza la marca en zona para moverse con más espacios y se encarga del trabajo sucio. Férrea marca bajo ese look simpaticón. Está flanqueado por el “Toro” Urus y el “Montañés” Stelvio, dos pesos pesados. Lo mejor del Urus es que si bien tiene alma SUV en sus entrañas aloja un V8 de 650 CV que le permite trepadas por la banda en caso de cambiar a línea de 4 y adoptar una posición mucho más ofensiva de puro ida y vuelta. Igual, el equilibrio es clave y ambos SUV tienen la orden del DT de cuidar la retaguardia. El Stelvio cumple un rol similar, aunque en un paquete algo más ortodoxo. Lo más interesante de todo es la comunicación entre ambos SUV: si Urus va, 500X cuida la espalda y Stelvio se tira al centro para una doble pared defensiva. La teoría de la soga, le dicen.

El medio va con esquema tradicional de 4 volantes bien definidos, 2 de marca y dos por afuera para imprimir todo el vértigo posible. Los “doble 5” tienen una deficiencia: su porte. Pero a no engañarse, la dupla Fiatera de Panda y Punto se destaca por su versatilidad: el  Punto ya está viejito pero está para la simpleza en los pases, aportar a lo colectivo y hacer jugar, mientras que Panda es trabajo, oficio, robustez y empuje.

La clave del mediocampo está por afuera. Dos verdaderas “naves” dejan un surco cada vez que suben al ataque. Son la Ferrari 812  SuperFast y al Maserati Gran Turismo. La de Maranello aporta dinámica y hace honor a su nombre aportando vértigo al transporte del balón, mientras que el del tridente lo hace con algo más de aplomo producto de los años de experiencia. Lo interesante es que, dependiendo de la circunstancia pueden cambiar de banda para cambiar el perfil y equilibrar la conexión con el resto del medio.

Y adelante, puro lujo. De Italia para el mundo: el 9 de área es el Pagani Huayra, veloz, histriónico, atlético, extravagante. Un Bobo Vieri con un V12 de origen AMG. Letal. Pero la simetria del equipo la aportan los extremos. Por izquierda el Lambo Aventador, que se divierte enroscando defensores rivales para luego tirar el centro o bien seguir con el derrotero al arco a pura potencia (700 CV) y destreza. Algo similar ocurre con LaFerrari (“Lafe” en su dorsal), eficiente, rapidísima, mortífera. Pestañeás y la vas a buscar adentro del arco.

La italiana es una selección de ensueño, repleta de estrellas. Una especie de reencarnación de los galácticos del Real Madrid de principios de 2000, que hicieron más mella por los nombres que por sus palmarés. Pero si desde la conducción técnica manejamos bien el vestuario, estamos seguro en la final. / RR

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