El arte de Burda

El arte de Burda

Es una clásica estación de servicio del ACA-YPF. De esas de estilo Art Decó, que parece inspirada en una película de Batman y que aún hoy es posible encontrar en algunas ciudades de la Argentina profunda. Pero no es una estación de servicio cualquiera. Podría llamarte la atención el puesto de “Churros” que tiene adosado o el Fitito y la Citruca que están cargando combustible. Pero, en realidad, lo más espectacular de esa estación es que flota. Está suspendida en el aire, con los enormes tanques de combustible subterráneos bien a la vista y con un artefacto adosado en su parte más baja, que brilla con una luz azul. Alejandro Miguel Burdisio (Burda) no me lo contó, pero estoy seguro de que esas luces azules son las que garantizan la fuerza antigravitacional que sostienen a esa estación del ACA en el aire.

Tengo ese obra de Burda colgada en mi oficina y es lo primero que veo cada vez que ingreso por la mañana, listo para volver a aporrear teclados con textos sobre autos.

Así es el arte de este cordobés, que creó su propio Blade Runner argento, a fuerza de imaginación y objetos de entrañable raíz nacional. Las obras de Burda son un tango electrónico, inquietantemente desafinado. Una película de Leonardo Favio pasada por el filtro de CGI.

Pero no llegó a producir sus genialidades por arte de magia. Fue un proceso de muchos años, con distintas etapas de aprendizaje a lo largo de toda su vida. Comenzó a los 18 años haciendo diseño gráfico, seguido de un paso incompleto en la facultad de arquitectura donde básicamente se formó como ilustrador y diseñador, lo que lo llevo a trabajar durante 25 años en gráfica arquitectónica. Luego tuvo un breve paso por el humor gráfico hasta que finalmente llegó a esto que hace ahora, que él describe como “conceptualización de arte para producciones de cine y videojuegos”. En todo ese periplo, más allá del contenido académico que fue adquiriendo, aprendió el manejo de herramientas, técnicas de representación, uso de materiales diversos y finalmente la incorporación de la herramienta digital, que es la que más utiliza hoy en día.

El mundo de Burda es el único futuro distópico a donde no tendría muchos problemas en mudarme. Es que en el fondo, y a pesar de ese incómodo futurismo de fierros reciclados y galácticos, las obras de Alejandro Burdisio siempre te hacen sentir como si estuvieras volviendo a casa. Volver al futuro, pero con la Normal de YPF.

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