Control de emisiones en la Argentina: atrasados e indiferentes

Control de emisiones en la Argentina: atrasados e indiferentes

La contaminación es uno de los males que azota a las grandes ciudades del planeta, que no discrimina entre países de primer y tercer mundo. Las emisiones de dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOX) y material particulado (PM), tan presentes en urbes como Buenos Aires, Córdoba o Rosario, están causadas –entre otras cosas– por la gran cantidad de vehículos que las transitan. Estos agentes contaminantes son responsables desde el efecto invernadero (que aumenta la temperatura del planeta y altera los ecosistemas) hasta la aparición o agravamiento de enfermedades severas en el sistema respiratorio, las mucosas, los ojos y la piel de las personas.

Dada la gravedad del asunto, hace décadas que muchos países han comenzado a tomar medidas concretas, materializadas en las normas Euro y en las restricciones de la EPA (para los Estados Unidos), por solo mencionar las dos más conocidas por los argentinos. Estas organizaciones afectaron de manera directa al desarrollo de la industria automotriz, imponiendo restricciones cada vez más ambiciosas en pos de contener las emisiones.

Para asegurar la uniformidad en las mediciones, las organizaciones controladoras someten a los vehículos a un ciclo estandarizado y repetible de circulación; al igual que las normas, este procedimiento ha sufrido actualizaciones con el objetivo de acercar cada vez más sus resultados con los de un automovilista promedio. Dado que nuestro país se rige por las normas Euro, es interesante conocer algunos detalles de dicho ciclo estandarizado: se lo conoce como NEDC (o «New European Driving Cicle»), tiene una extensión de 11,007 km, el tiempo total de la prueba es de 1.180 segundos, la velocidad media desarrollada es de 33,6 km/h y se alcanza una máxima de 120 km/h; el ciclo tiene dos partes, una urbana de 780 segundos y una suburbana de 400 segundos, con velocidades que suben y bajan de manera prefijada en cada parte de la prueba.

“Para asegurar la uniformidad en las mediciones, las organizaciones controladoras someten a los vehículos a un ciclo estandarizado y repetible de circulación.”

Siguiendo el ciclo antes descripto, se relevan parámetros claves como ser las ya mencionadas emisiones de CO2, CO, NOX y PM. Si bien todas son muy importantes, una de ellas ha tenido más relevancia en el consciente colectivo por su relación directa con el efecto invernadero: las emisiones de CO2. Estas son cuantificadas como gramos de CO2 por kilómetro recorrido, información que en general no solo es de público conocimiento para quien desee saber los resultados de las homologaciones, sino que además las marcas de automóviles son fomentadas a comunicar este valor cuando se informan los datos de performance de sus vehículos. El público europeo está muy atento a este factor, no solo para contribuir con su elección a la lucha por el medio ambiente, sino que además hay un tratamiento tributario diferencial para los vehículos que contaminan menos.

Nuestro país, al contrario de lo que ocurre en estas naciones, se encuentra atrasado en cuanto a las exigencias y a la importancia que el público en general le otorga a la problemática de las emisiones. En Europa, la norma Euro VI –que fue la última en ser implementada– entró en vigencia en el 2014. En Argentina, la norma Euro V –implementada en Europa en el 2009– recién entró en vigencia ¡en el 2016! A este atraso se le suma la falta de transparencia del proceso, ya que el estado Argentino no informa los resultados que se obtuvieron en las pruebas de homologación y no obliga a las marcas de autos a publicar los valores dentro de las características de sus vehículos al momento de venderlos. 

“En Europa, la norma Euro VI –que fue la última en ser implementada– entró en vigencia en el 2014. En Argentina, la norma Euro V –implementada en Europa en el 2009– recién entró en vigencia ¡en el 2016!”

Cuando se observa la manera en la que los vehículos son comunicados en los Estados Unidos o en Europa, hace rato que el foco no pasa ni por la potencia ni por las prestaciones (aceleración o velocidad máxima). Por el contrario, las cifras de consumo de combustible (kilómetros por litro / millas por galón) y emisiones de CO2 (gramos por kilómetro) son las que acompañan el nombre de cada modelo, intentando atraer a un público cada vez más sensible por los gastos de operación y por el cuidado del medio ambiente. A estas se le están sumando otros parámetros como los NOX y el Material Particulado, que adquirieron especial importancia luego del escándalo del Dieselgate.

Lamentablemente en Argentina todavía hay en oferta vehículos con motores que hace años  dejaron de ofrecerse en mercados como el europeo. Además, muchos de los que tienen tecnologías medianamente modernas no replican con exactitud la de sus primos o hermanos del primer mundo. Y lo peor de todo es que no hay cifras que sean de público conocimiento que permitan cuantificar con exactitud la situación en la que estamos. Los vehículos que emiten hasta 120 gr/km de CO2 se podrían considerar como relativamente poco contaminantes, y en Europa se discuten metas de alrededor de 95 gr/km para el 2020. Los especialistas estiman que en Argentina muchos de los vehículos que se venden actualmente emiten entre 150 y 200 gr/km de CO2, cifra considerada muy contaminante según los parámetros actuales. Esto significa que en un viaje ida y vuelta a Mar del Plata un vehículo “promedio” dejaría detrás de sí unos 145 kg de CO2, versus los 90 kg que emitiría un vehículo más moderno, o sea más de un 60% adicional (y 55 kg extras).

“Los vehículos que emiten hasta 120 gr/km de CO2 se podrían considerar poco contaminantes (en Europa apuntan a metas de 95 gr/km para el 2020). En Argentina se estima que muchos de los vehículos que se venden actualmente emiten entre 150 y 200 gr/km de CO2, cifra considerada muy contaminante.”

La contaminación es un mal que no se ve a simple vista, pero cuando se percibe el daño ya suele ser muy profundo. Está en nosotros exigir que se nos informe al menos el ratio de CO2 por km a la hora de ir a una concesionaria y de optar por aquellas marcas que se esfuerzan por tomar la iniciativa en nuestro país. También deberíamos demandar más claridad al respecto a los diversos partidos políticos a la hora de escuchar sus campañas, ya que de ellos depende el avance legislativo. ¿Cuándo dejaremos de mirar a un costado? ¿Cuándo le exigiremos esta información a las concesionarias? Solo depende de nosotros, y la realidad es que el momento termina siendo: hoy.

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