¿Qué es? La séptima generación del sedán/limousine insignia de la marca bávara.

Target: El de siempre: transportar ejecutivos top, diplomáticos, presidentes y millonarios, peleando en ese terreno con sus archirrivales de Mercedes (Clase S), Audi (A8) y algunos más, como el Lexus LS.

¿Qué hay de nuevo? Ajustes notorios en el diseño y mayores dimensiones, a pesar de no tratarse de una plataforma nueva. Solo recibió ajustes en el chasis y una mejora en la insonorización. El doble riñón delantero es ahora un 40% más grande que el de su antecesor. En el interior los cambios son más sutiles, como mayor opción de materiales (es más lujoso). Motores nafteros y diésel, entre 6 y 12 cilindros, con hasta 585 CV.

Primera impresión: Es muy difícil que un sedán de este porte no luzca atractivo. Pero con esa parrilla hipertrofiada los de BMW se encargaron de arruinarlo. Hubo una época en la que BMW hacía este tipo de sedanes elegantes, refinados y bellísimos. Hoy parecen estar diseñado autos para el gusto de Donald Trump.

¿Llegará a la Argentina? Sí.