¿Qué es? La octava generación de la clásica berlina mediano-grande de Audi para el segmento E, que es cada vez más grande (casi cinco metros) y más tecnológica. 

Target: Ganar la eterna lucha contra sus compatriotas Clase E y Serie 5 en el segmento de los sedanes ejecutivos. 

¿Qué hay de nuevo? Tiene nuevos motores y más equipamiento. Hay una variante naftera V6 de 340 CV y tres diésel entre 204 y 286 CV. Viene con un motor de 48 V de arranque y alternador, similar al que utilizan varios vehículos equivalentes; este es capaz de ayudarle al motor térmico en algunas situaciones. Otra novedad es la dirección en las cuatro ruedas: a baja velocidad las traseras se mueven en sentido opuesto a las delanteras, pero superada cierta velocidad lo hacen en el mismo sentido. También heredó el conjunto de sensores ya vistos en el A8 y el A7, con hasta cinco sensores de radar, cinco cámaras, doce sensores ultrasónicos y un escáner láser, que proveen de información a diversos sistemas de asistencias a la conducción. En el habitáculo puede haber hasta tres pantallas. Las luces pueden tener el sistema HD Matrix Led, un equipo matricial de ledes que puede gestionar el encendido individual de cada elemento para maximizar el alumbrado sin encandilar.

Primera impresión: Es una especie de “mini A8”, con todo lo bueno (elegancia, precisión, calidad) y lo no tan bueno (falta de audacia estilística). El arsenal de tecnología en impresionante, y realmente hace pensar en cuál sería el sentido de comprar a su hermano más grande.

¿Llegará a la Argentina? Lo más probable es que así sea.