¿Qué es? La segunda generación del hatchback pequeño de Audi, que ya no vendrá en versión de 3 puertas.

Target: Mantener el liderazgo absoluto en el segmento B Premium, que supo conseguir su antecesor.

¿Qué hay de nuevo? Está fabricado sobre la plataforma modular MQB A0, la misma que el Seat Ibiza y el Volkswagen Polo. A diferencia de su antecesor, ya no habrá versiones de tres puertas. Se lanzó con un motor de 1,0 l y tres cilindros con turbo, capaz de erogar 116 CV. Más adelante se irán agregando variantes hasta alcanzar los 200 CV. Las suspensiones pueden ser tres: de serie, deportiva (más rígida) o controlada electrónicamente. El baúl creció bastante hasta alcanzar los 335 litros (65 más). El instrumental es siempre digital (cambia el tamaño según la versión) y el centro de infotainment puede espejar tanto Android como Apple. Las asistencias a la conducción son muy completas y además puede estacionar solo (gestiona la dirección). Pero dada la importante mejora de sus rivales habrá que ver si el diferencial de premiumness de Audi (especialmente en la calidad interior) sigue siendo tan evidente como en las generaciones anteriores.

Primera impresión: Recargado. Audi le dio mucha más agresividad y “carácter” al A1, a costa de alejarse definitivamente del estilo sobrio y sintético que había hecho de la marca de Ingolstadt un faro del diseño racional. Mantiene unas proporciones que lo hacen lucir muy “premium” para el segmento, pero el resto podría haber salido de una marca coreana.

¿Llegará a la Argentina? Sí, está confirmado para el 2019.